TEORIA DE FREUD

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INTRODUCCIÓN

Cada ser humano es capaz de desarrollar y cumplir múltiples funciones, evidenciando un comportamiento; éste depende de una serie de factores internos o endógenos y externos o exógenos, que influyen en su manera de vida.

Entre los llamados factores endógenos o internos están la herencia y la maduración. La primera es la transmisión de caracteres físicos de padres a hijos, desde los abuelos más lejanos a los nietos, de generación a generación; a través de unos corpúsculos llamados cromosomas constituidos por millares de nudillos llamados genes y que es estudiada por la ciencia llamada genética. La segunda (maduración), es un proceso de equilibrio entre el crecimiento físico y el desarrollo psíquico. Los cambios estructurales y funcionales que experimenta el sujeto, sirven como indicadores de los progresos que está consiguiendo y de la capacidad para realizar determinados comportamientos.

Entre los factores exógenos o externos tenemos que considerar al aprendizaje y a la socialización. El aprendizaje es un factor que aparece en todas las criaturas, desde la más inferior hasta la criatura superior que es el hombre.

Para Wolff (1965), consiste en la adquisición o asimilación de toda experiencia, hecho o situación; que moldea, predispone, regula o dirige la conducta efectiva de un sujeto. El aprendizaje se logra con la experiencia, se perfecciona con la práctica y las cosas aprendidas dejan huellas que se relacionan entre sí. El ser humano se desarrolla física, psíquica y socialmente, dentro de un ambiente.

El ambiente es todo lo que rodea al sujeto. Existe, un ambiente natural, determinado por el medio geográfico, fuerzas de la naturaleza, clima, fauna, flora; un ambiente social, constituido por la familia, la escuela y la sociedad misma; un ambiente cultural, integrado por todas las manifestaciones inventadas por el hombre.

Ahora bien, el ser humano desde su nacimiento asimila costumbres, normas, tradiciones, formas de vida; que permiten un aprendizaje de las influencias de la familia y la sociedad, esto, recibe el nombre de socialización.

Estas influencias o interinfluencias, estos desarrollos físicos, psíquicos y sociales del ser humano han sido estudiados por eminentes estudiosos y científicos que han permitido aclarar diversas dudas, quienes a través de sus teorías han sustentado las bases para comprender los diversos problemas que sobre el ser humano se plantean.

Podríamos citar a Alfred Adler quien sostenía que la primera infancia es importante y que el niño nace, fundamentalmente, con un poder creativo libre; a Albert Bandura quien sostenía que se podía lograr un aprendizaje a partir de modelos humanos y que cualquier proceso psicológico sirve como medio para crear y reforzar expectativas de eficacia personal; a Erik Erikson, quien afirmaba que el individuo pasa por sucesivos estadios antes de adquirir su propia identidad; a Sigmund Freud, quien estudió el inconciente y sus diversas manifestaciones y que en el ser humano se presentan etapas de desarrollo de naturaleza psico sexual, las que determinarán la personalidad de las personas; a Arnold Gesell considerado padre de la psicología infantil y sostenía que el desarrollo psicológico va paralelo al desarrollo del sistema nervioso central; a Stanley Hall y sus estudios de psicología evolutiva que comprendieron varias edades inclusive la vejez; a Harry Harlow, cuyas áreas de interés y de estudio fueron la Psicología del Desarrollo y la Psicología Infantil y sostenía que el comportamiento normal, dependía de los lazos afectivos dentro de la familia; a Lawrence Kolhberg, cuyos estudios representan enfoques en torno a la moral y al desarrollo socio cognitivo y que hay estadios superiores e inferiores de desarrollo moral; a Jean Piaget, de quien dicen sus estudiosos que su obra cambió la educación, la ciencia del desarrollo humano y lo que se conocía en cuanto a la inteligencia.

Seguramente podríamos mencionar a otros más que con sus aportes han permitido comprender este complejo problema del desarrollo humano; sin embargo, consideramos que con los mencionados hemos iniciado un intento de acercarnos a dilucidar aspectos como los que vamos a proponer.

En este trabajo propondremos un enfoque de la problemática del desarrollo psicofísico, psicosocial y congnoscitivo del ser humano basándonos, fundamentalmente, en los enfoques que, respecto al tema, han desarrollado Erikson, Freud y Piaget, quienes a nuestro juicio han marcado la evolución de las teorías del desarrollo humano.

ERIKSON Y EL PROBLEMA DE IDENTIDAD EN EL SER HUMANO

Este científico alemán, que incursionó en diferentes campos como la psicología, la filosofía, la antropología, entre otras, estableció una construcción de la identidad a partir de ocho etapas, en donde el yo juega un papel trascendental.

Las ocho etapas o estadios, a nuestro entender, ofrecen una caracterización que demuestran que la identidad es un proceso continuo y que va en aumento progresivamente y que al llegar a la adolescencia se presenta una crisis en donde el sujeto valiéndose de sus experiencias busca solucionar.

Estas etapas son las siguientes: 1) Confianza versus desconfianza, 2) autonomía versus vergüenza y duda, 3) iniciativa versus culpa, 4) laboriosidad versus inferioridad, 5) identidad versus difusión de roles, 6) intimidad versus alejamiento, 7) creatividad versus estancamiento y 8) integridad versus desesperación.

En la primera etapa se presenta la situación de relación entre la madre y el hijo generando un clima de seguridad o inseguridad, según esta relación sea satisfactoria o insatisfactoria.

En la segunda etapa vemos a un infante que quiere actuar con autonomía y libertad logrando un autocontrol de sus acciones; pero si se viera impedido por la actitud coercitiva de los padres siente vergüenza y duda. La tercera etapa caracterizada por la fantasía, en la que el infante da vida a los objetos con que juega y busca realizar toda clase de actividades, estará en función de lo que los padres respondan a estas actividades, desarrollando en el sujeto su iniciativa o su culpabilidad. La cuarta etapa en el estudio de Erikson corresponde a la niñez, en donde el niño aprende a hacer y compartir y a una búsqueda de reconocimiento por lo que hace desarrollando su deseo al trabajo; pero se presenta la contraparte que es propia del niño, el temor frente a lo que tiene que realizar, ocasionándole un sentimiento de inferioridad.

La quinta etapa coincide con el inicio de la pubertad y, por lo tanto, con la maduración de la sexualidad y con ello la preocupación de lo que llamaría William Schonfeld (1973) la "imagen corporal", además de lo que ellos sienten de sí mismos.

El problema surge cuando el sujeto, en el reconocimiento de sí mismo, se reconoce en otros personajes a quienes admira y la orientación que deberá seguir dentro del medio social en que vive.

La sexta etapa coincide con la adolescencia con esa búsqueda de encontrarse a sí mismo a través de sus satisfacciones sexuales personales y la soledad que experimenta el sujeto ocasionando su aislamiento voluntario. La sétima etapa, a la que Erikson llama de creatividad o generatividad, frente al estancamiento o paralización; nos presenta la posibilidad de orientar al sujeto a que se desarrolle su espíritu creativo y actuando responsablemente frente al medio; contrariamente, si esto no se da se produce en él un estancamiento o paralización.

La última y octava etapa se puede analizar en la búsqueda por parte del sujeto a una defensa de lo que ha construido y llevado a cabo en su vida y que todo lo que llevó a cabo y realizó fueron provechosos para su vida futura; contrariamente, si no fue así, surgirá en el sujeto desesperación y malestar por no haber sabido aprovechar su tiempo.

SIGMUND FREUD Y SU TEORÍA DEL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD

Todos y cada uno de los integrantes de una comunidad están sujetos a las mismas influencias ambientales, tanto naturales como sociales; sin embargo, ¿son todos iguales?, ¿todos tienen exactamente la misma manera de ser? La respuesta es NO.

Cada uno de nosotros, posee una manera diferente de responder a los estímulos del medio, una manera única e inconfundible, que le dan a nuestras acciones un sello característico, una manera de ser propia y es lo que constituye nuestra personalidad.

Sigmund Freud, psiquiatra y neurólogo austriaco, fundador del psicoanálisis, formuló la primera teoría sistemática del desarrollo de la personalidad. Esta teoría todavía ejerce una influencia decisiva en las concepciones actuales de la formación de la personalidad.

Este eminente científico, como señala Delgado (1986), que con sus teorías, descubrimientos y deducciones suscitó inicialmente una enorme oposición y fueron tachadas de ridículas; consideramos que fue junto a Copérnico, Darwin, Newton, Marx, uno de los grandes revolucionarios de la ciencia moderna.

Su influencia no sólo fue en la psiquiatría, psicología, medicina, incluso también en la literatura, arte, antropología, sociología; y propuso muchas categorías como libido, hipnosis, ello, yo, super yo, impulso, catexia, complejo de Edipo, censura, mecanismos de defensa, etc.

La Libido es una fuerza motivacional innata que Freud conceptualizó como un impulso instintivo. Surge con el nacimiento, pero sus formas de expresión varían durante el curso del desarrollo como una función de maduración y experiencia.

Los sucesivos cambios en la expresión libidinal constituyen las etapas del desarrollo psicosexual. En cada etapa la energía de la libido es invertida en diferentes órganos del cuerpo que se constituyen en fuentes primarias de placer durante esa etapa.

Acompañando cada cambio surge una crisis del desarrollo que debe ser resuelta para que el sujeto pueda entrar sin problemas en la etapa posterior. Aquellos sujetos que no resuelven la crisis en una determinada etapa quedan fijados a ella.

Esta fijación produce efectos específicos en el desarrollo de la personalidad. Una fijación a una determinada etapa puede sobrevenir por efectos de la sobreprotección o también por falta de gratificación de las necesidades libidinales de ese momento.

Vamos a intentar explicar brevemente cada una de las etapas del desarrollo psicosexual, adivirtiendo, como lo señalamos cuando estudiamos a Erikson, que en cada etapa se presenta un conflicto que si el sujeto no logra superar, en la adolescencia se manifestará en diversas formas.

La Etapa Oral (primer año de vida) se subdivide en dos expresiones libidinales; oral – pasivo y oral – sádico. La energía de la libido está en la boca (zona erógena que le permite al infante relacionarse con su primer objeto gratificante).

La primera gratificación son el pecho (o biberón) y la madre. El conflicto surge a la hora del destete. Los fijados a la expresión oral – pasivo, posteriormente se traducirán en conductas pasivas, dependientes; así como en manifestaciones tales como fumar, morderse las uñas o llevar a la boca otros objetos de uso diario. Los fijados a la expresión oral – sádico posteriormente se caracterizarán por su sarcasmo, empleo de palabras mordaces.

En la Etapa Anal (alrededor de los dos años), la energía de la libido se concentra en la región anal. Durante este periodo el infante logra controlar sus esfínteres. El conflicto lo constituye el entrenamiento higiénico.

Los sujetos fijados a esta etapa mostrarán los esquemas: Anal – retentivo, en razón del cual serán tacaños, desconfiados; con comportamientos obsesivos compulsivos, demasiado escrupulosos; anal – agresivo, que se caracterizarán por atributos tales como desorden, desaliño en la vestimenta, falta de atención a los horarios.

En la Etapa Fálica (aparece a los tres años y dura hasta los cinco años), la fuente de gratificación se transfiere al pene en el caso del varón y al clítoris en la niña (como sustituto del pene).

En esta etapa aparecen el complejo de Edipo y el complejo de Castración en el niño y el de Electra en la niña.

El niño desarrolla una fuerte atracción por la madre y se coloca en situación de rivalidad con su padre; la resultante es el temor a que el padre lo castigue cortándole su pene (complejo de castración). Pero el niño también ama a su padre por lo que mostrará un comportamiento ambivalente que se traducirá en reprimir tanto la atracción y el deseo por la madre, como la rivalidad con el padre.

La niña sufre un fenómeno similar al que experimenta el varón, es decir, se siente atraída y desea a su padre (complejo de Electra). Al carecer de pene, la niña experimenta envidia del pene y minimiza a su madre que posee la misma deficiencia y busca un acercamiento a su padre; sus sentimientos también se tornan ambivalentes: quiere y rechaza a su madre.

Freud se ocupó más del desarrollo a partir del hombre y dijo mucho menos de la dinámica del desarrollo de la mujer. Si los sujetos quedan fijados a esta etapa veremos en la adolescencia una búsqueda exagerada por el sexo opuesto.

La represión de los impulsos libidinales con que finaliza el complejo de Edipo, da lugar a la Etapa de Latencia (desde los seis años hasta el inicio de la pubertad). Aquí la sexualidad no desaparece, sino que hay un desplazamiento de la misma; el niño dirige su energía al medio ambiente, al juego y hacia otras actividades.

En la Etapa Genital (que aparece a partir de los doce años), la atracción sexual que estaba dirigida a la figura parental se transfiere al par del sexo opuesto. Aquí el sujeto ya tiene capacidad de comprensión y consideración de los sentimientos de los demás. Como sabemos, con la pubertad se inician una serie de cambios corporales y el desarrollo de ciertos órganos que denuncian que el sujeto ha empezado a madurar sexualmente.

JEAN PIAGET Y LAS ESTRUCTURAS COGNITIVAS EN EL DESARROLLO HUMANO

La calidad de un conocimiento está en relación directa con lo que se elabora o estructura con el conocimiento previo del sujeto. El conocimiento, aquello que permite una adaptación al sujeto con su medio, o con los problemas que plantea la vida puede ser social, físico y cognitivo.

Saber que se debe saludar a las personas mayores, es un conocimiento social; saber que el exponerse mucho tiempo al sol es dañino, es un conocimiento físico; saber determinar la diferencia en cantidad de un grupo de objetos con otro, estableciendo una relación mental o racional, es un conocimiento cognitivo.

Las operaciones que realiza el niño con los objetos, a su alrededor, va a determinar concepciones en términos mentales las que se logran no a partir de los objetos, sino a partir del conocimiento de las acciones que realiza.

A partir de lo dicho, surge una interrogante: ¿Cómo se construyen las estructuras operatorias mentales? Las estructuras intelectuales se desarrollan por la actividad, comparación, ordenación y clasificación con los objetos físicos y las acciones corporales.

Por ejemplo, un niño que está ensartando cuentas está desarrollando estructuras abstractas usando esquemas de seriación y clasificación. Esta construcción de las estructuras se lleva a cabo de una manera compleja e imprevista. Sabemos, asimismo, que se pueden establecer tres tipos de conocimientos elementales en el niño: el social, el físico y el cognitivo; éstos últimos podríamos incluirlos dentro de lo que llamamos conocimiento sensorial y conocimiento racional.

Estos conocimientos a su vez se construyen con el aporte y combinación de cuatro factores: maduración, transmisión sexual, experiencia con objetos y equilibración.

La maduración produce el crecimiento y desarrollo orgánico, lo que permite que el sujeto, bajo condiciones de aprendizaje alcance mayores logros; sentarse, gatear, ponerse de pie y caminar, son conductas que exigen maduración biológica. La experiencia física, igualmente, se refiere a la relación con los objetos del entorno (juguetes, sonajas, biberón, etc.).

La equilibración, se refiere al paso de un estadio inferior a otro superior como consecuencia de los estados anteriores. A medida que el niño se desarrolla va logrando un nivel de equilibrio superior, advirtiéndose que la equilibración necesita de la abstracción, sea ésta simple o reflexiva.

Para Piaget, el desarrollo de la inteligencia pasa por cuatro estadios que nosotros bien podríamos llamarlos, etapas o periodos que se suceden en un orden de nivel de equilibración superior de uno con respecto al anterior.

Tengamos en cuenta antes de destacar los cuatro estadios algunas consideraciones generales que encontramos en su obra Psicología de la Inteligencia: En primer lugar, Piaget plantea que toda explicación psicológica termina tarde o temprano por apoyarse en la biología o en la lógica. El desarrollo psíquico es una construcción continua que se inicia en el momento de nacer y concluye en la edad adulta, caracterizándose por una marcha continua hacia el equilibrio.

La acción es la característica más importante de la inteligencia, la cual es la forma de equilibrio hacia la cual tienden todas las estructuras. La percepción, la memoria, el pensar, el lenguaje; se apoyan en la inteligencia; constituyéndose en la adaptación mental más avanzada, una forma superior de organización de las estructuras cognoscitivas (conocimiento) y cuyo desarrollo necesita de la continua estimulación del medio ambiente. Por consiguiente, tiene un sustento biológico y las características del funcionamiento intelectual se basan en un proceso de adaptación, el cual depende, asimismo, de dos funciones que permiten esta adaptación: la asimilación y la acomodación.

Resumiendo, podríamos señalar que, el desarrollo de la inteligencia está en función de las siguientes variables: acción, equilibrio, adaptación, asimilación, acomodación, construcción y presencia de subestadios.

El periodo sensoriomotriz (0 a dos años) se divide en seis subestadios. El primero, se caracteriza por la presencia de reflejos y acciones espontáneas que resultan de los estímulos del medio o por las necesidades internas que experimenta el infante.

El segundo, se caracteriza por la presencia de los primeros hábitos repetitivos, que favorecen a su vez la formación de las nociones de espacio y tiempo. En el tercer subestadio continúan los movimientos satisfactorios pero tienen un nuevo ingrediente, la intencionalidad. En el cuarto estadio aparece a la casualidad que le permite diferenciar entre medios y objetivos (esfuerzo para conseguir algo). El quinto subestadio se caracteriza porque el infante muestra una mayor curiosidad por los objetos que le rodean, así mismo una mayor comprensión en lo que realiza. En el último subestadio aparece el pensamiento representacional y constituye el límite entre la inteligencia sensomotor y el pensamiento preoperacional.

El periodo preoperacional empieza aproximadamente a los dos años y dura hasta los siete años. Abarca dos subestadios; el primero, llamado de Pensamiento Simbólico (2 – 4 años), se caracteriza porque el infante hace que un objeto o sonido sirva como representación de otra cosa, por ejemplo, coger un vaso y cantar haciendo de cuenta que el vaso es un micrófono.

El segundo subestadio corresponde al de Pensamiento Intuitivo (4 – 7 años), en donde el niño no actúa por la razón sino por la intuición, por la percepción instantánea y clara, pero aún pre lógica. Al niño le interesa la idea general, le interesa el todo, se inclina por lo global, esto llama Piaget "sincretismo", que significa reunión o fusión de diversos elementos.

El periodo de las operaciones concretas (7 a 12 años) se destaca por el hecho que aparece la inteligencia operacional gracias a la reversibilidad (invertir las propias acciones a fin de conocer el estado inicial). El niño internaliza los objetos que percibe o que ha percibido en el mundo real o concreto; los clasifica, es decir, los agrupa en una clase y los ordena relacionándolos en serie, como por ejemplo, es una suma, la cual puede anularse con la resta.

En este periodo su pensamiento es interno ya que los agrupamientos se llevan a cabo en su mente; su pensamiento es concreto ya que manipula los objetos del mundo real; su pensamiento es descentralizado porque el niño puede concentrarse en estos dos aspectos y es capaz de coordinar con ellos; por último, el niño de este periodo se da cuenta que aunque cambie la forma se conserva la cantidad (recipientes de diferentes formas con igual cantidad de líquidos) y por último, su razonamiento es inductivo.

En el periodo de las operaciones formales (12 años en adelante), el tipo de pensamiento se caracteriza por ser hipotético – deductivo, abstracto y formal. El sujeto de este periodo utiliza la verificación pues necesita demostrar y proporcionar pruebas de lo que dice; tiene en cuenta el sistema combinatorio ya que puede considerar todas las combinaciones posibles del objeto; así mismo puede aislar y controlar variables sobre la base de que todas las demás permanecen constantes; igualmente vincula relaciones mediante una combinación proporcional.

CONCLUSIONES

Respecto a Erikson, su teoría nos parece interesante cuando destaca la importancia del premio o reconocimiento de parte del medio del cual forma parte el sujeto para que logre una identidad normal. Esta teoría del premio o reconocimiento lo encontramos también, en los trabajos de B. F. Skinner y ha permitido superar esa enfermiza creencia de que "la letra con sangre entra".

Asimismo, es relevante el hecho característico de que en cada uno de los estadios evolutivos se presentan desenlaces frente a un conflicto, lo cual nos recuerda la concepción freudiana de que en cada una de las etapas del desarrollo psicosexual del sujeto se presenta un conflicto que repercutirá más tarde en la vida de una persona.

Respecto a Freud, debemos destacar que su trabajo está identificado claramente con el género masculino, lo cual se evidencia notoriamente cuando asigna el nombre a la tercera etapa del desarrollo psicosexual en la teorización por él planteada.

Estas etapas coinciden con las señaladas por la evolución del desarrollo humano. Sin embargo, en lo que no estamos de acuerdo con Freud es cuando sostiene que la libido es instintiva; para nosotros el instinto es una forma de comportamiento de los animales, por lo tanto los humanos no tenemos instintos.

La contribución más importante al desarrollo y comprensión de la psicología humana viene dada por los trabajos de Piaget, puesto que no sólo están referidos al estudio del desarrollo de la inteligencia, sino que tienen un contenido epistemológico.

En este enfoque, las operaciones que determinan el conocimiento no son solamente el resultado de la relación con los objetos (ya sean éstos físicos o sociales), sino que se estructuran y se desarrollan por la acción o actividad, comparación, ordenación y clasificación de dichos objetos.

Para Piaget es un mito la opinión clásica (a la que llama simplista) de que todos nuestros conocimientos tienen un origen sensorial, a partir de las sensaciones y percepciones y que no podemos desdeñar la importancia de la deducción.

En este sentido, el ser humano presenta estructuras biológicas, psicológicas, sociales y espirituales y de ellas, las segundas, tienen su base en la inteligencia, la cual ha quedado demostrado que se desarrolla a través de ciertos estadios, es búsqueda permanente de un equilibrio a partir del proceso de adaptación y sus componentes que son la asimilación y la acomodación.

Sin proponérselo, Piaget sigue la concepción gnoseológica fenomenológica de Husserl, de que los conocimientos se construyen a partir de la relación entre el objeto (quien ofrece datos) y lo que pone el sujeto (de su interioridad).

En realidad, el pensamiento de Piaget es sumamente complejo y de un alto rigor epistemológico, sin embargo, el esfuerzo desplegado en este trabajo y cuyo fin consideramos que se ha conseguido, ha radicado en construir una lectura apta para todos, sea cual fuere la disciplina que abarquen, a fin de que no encuentren dificultades en la comprensión de las ideas que se han desarrollado.

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